Félix Barbero – Informante

De raíces burgalesas, Félix Barbero pertenece a la quinta generación de boteros de su familia, fue su abuelo quien se asentó en La Rioja, concretamente, en el pueblo riojabajeño de Tudelilla. Ya su padre, se trasladó a Logroño, llevando el negocio familiar a su calle Mayor, centro neurálgico de la capital en aquel momento. El cartel que colgaba en la entrada del pequeño local ha conservado su nombre hasta el día de hoy: Botas Rioja. Dentro, Barbero cose sus botas hilando tradición e innovación.

 El imaginario de su infancia se compone de pellejos, de mirar a su padre como curtía, cosía y lijaba las pieles que previamente, su madre había limpiado en el lavadero de Varea. Así, de manera muy orgánica y como el mismo confiesa el gusanillo del oficio “le entró hasta bien dentro”.

Por las mañanas, este botero en ciernes, estudiaba en los Escolapios, por las tardes, ya en la tienda- y tras acabar sus deberes- tejía e hilaba los retales de piel que dejaba su padre al elaborar sus piezas. A los doce años dejó de estudiar, tras sufrir una lesión en la pierna por atropello, a los catorce comenzó a trabajar con su padre y a asistir a clases de formación para el negocio.

Cálculos, serigrafía… en un local diferente -aunque sin abandonar la Calle Mayor que lo vio crecer y forjarse- lleva cuarenta años combinando el trabajo artesanal y minucioso que su familia le heredó con innovaciones. Antes, como explica el artesano, las botas se conformaban por piel de cabra con pez por dentro, ahora, esta última ha sido sustituida por el látex. Además, otra de las novedades que mejor acogida han tenido han sido la inclusión de banderas o escudos de fútbol en la piel.

Más allá de su oficio, Félix Barbero destaca su pasión por el fútbol. Durante su juventud fue jugador en el equipo de Varea, para más tarde ser directivo y presidente. Si bien, tuvo que dejar su cargo a los cuarenta y un años al no poderlo compatibilizar con su oficio de botero y la asistencia a ferias de artesanía.

Durante las quedadas con su cuadrilla los sábados de su juventud, los bailes en los bares de Avenida de Portugal y las verbenas en la Plaza del Mercado conoció a su mujer, con la que ha tenido dos hijos, que actualmente le ayudan con este delicado negocio generacional. Barbero ha recorrido toda España mostrando su trabajo y sus botas han llegado a destinos de todo el mundo al ser adquiridas por peregrinos en su paso por Logroño. Así, recuerda con satisfacción como sus piezas han aparecido en más de cuarenta televisiones extranjeras o el día en que un joven y boquiabierto Félix se sorprendía al ver a Mike Kennedy, cantante de Los Bravos, cruzar el umbral de su tienda.